Tractores. La revuelta del campo
Muchos españoles acaban de darse cuenta ahora, hace unos días, de que existen los agricultores y los ganaderos y de que, incluso, son imprescindibles, para que lleguen a nuestra mesa los alimentos que consumimos. Este descubrimiento, ¡vaya por dios!, ha tenido que venir de la mano de las tractoradas y de las molestias que causan los cortes de carreteras. Muchos conductores habrán jurado, y jurarán, en arameo mientras pierden la paciencia por el bloqueo a que se ven sometidos sus vehículos. Quizás sean los mismos que, cuando la covid, no repararon en que, pese a todo, el campo seguía funcionando y la leche, la carne, el vino, los huevos llegaban a los mercados. Hubo justos, justísimos, reconocimientos para los sanitarios (aquellas ovaciones a horas determinadas), pero pocos se acordaron de quienes continuaron arando, sembrando, ordeñando, recogiendo frutas y verduras, llevando ganado a los mataderos. Como si no existieran. Sin embargo, ahí estaban. Y casi nadie se preocupó de remediar sus males eternos: poca, o ninguna, rentabilidad económica; competencia desleal inaguantable, excesivo y absurdo papeleo; cambio de normas y exigencias cada año y una apuesta de Europa por el medio ambiente en detrimento de la productividad, lo que puede convertir a explotaciones agrícolas y granjas en negocios ruinosos. Estos males, y algunos más, no solo afectan a España. Están extendidos por toda Europa. Por eso se movilizan también en Francia, Alemania, Portugal, varios países del Este. Por eso el campo europeo es hoy un polvorín. Por eso se requieren soluciones de alcance europeo que Bruselas tiene que tomar cuanto antes. Empezando por establecer modificaciones en la Política Agraria Común, la polémica PAC, para alcanzar un equilibrio entre la defensa del medio ambiente y la rentabilidad agraria. Y continuando por frenar la entrada de productos procedentes de países donde no se cumplen los requisitos que aquí sí se exigen. Y eliminando tantísima burocracia. De lo contrario, desaparecerán más y más campesinos. Y comeremos peor y más caro. Apoyen al campo. Nos necesita y lo necesitamos.
Comentarios
Publicar un comentario