Los costes ocultos de los alimentos: el sistema esconde 15 billones de dólares de impactos ambientales y sanitarios
El sistema agroalimentario puede ofrecer alimentos baratos porque en toda su cadena esconde costes ambientales, sociales y sanitarios. Una reciente investigación elaborada por economistas y científicos de la Comisión de Economía de los Sistemas Alimentarios (FSEC) ha logrado por primera vez cuantificar esta cifra: 15 billones de dólares anuales.
Mientras los agricultores franceses bloquean las carreteras más importante del país y dan alas a una gran revuelta agraria europea (las organizaciones españolas anunciaron movilizaciones) por la pérdida de rentabilidad del sector, la Ciencia alerta cada vez con más evidencia científica que el problema es de fondo y que el modelo neoliberal globalizado de la alimentación está herido de muerte por sus impactos y que, por ende, necesita una urgente transformación.
Según este estudio, que ha contado con la colaboración del Instituto de Potsdam, la Universidad de Oxford y la London School of Economics, el "más ambicioso y completo sobre la economía de los sistemas alimentarios", según sus autores, el actual modelo de producción está "destruyendo más valor del que crea" debido a millonarios costes que están ocultos, entre ellos el cambio climático, la salud humana, la nutrición y los recursos naturales.
Estos costes, explican los investigadores, van a emerger tarde o temprano generando menos producción, alimentos más caros y muchísima más inseguridad alimentaria.
La única solución es virar cuanto antes hacia "un sistema alimentario mundial más sostenible", que en el largo plazo generaría más beneficios económicos, mejoraría la salud de la humanidad y aliviaría la crisis climática.
El estudio recuerda que los sistemas alimentarios generan un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Si no se revierte esta tendencia, el mundo se encamina hacia un calentamiento de 2,7 °C para finales de siglo, una temperatura que haría inviable la mayoría de las cosechas.
En este informe, los científicos lograron dimensionar los impactos de "dos posibles futuros para el sistema alimentario mundial hasta la fecha": el de las "tendencias actuales" y el de la "transformación del sistema alimentario" de cara a 2050.
En el primer escenario, incluso si los responsables políticos cumplen todos los compromisos firmados hasta el momento, "la inseguridad alimentaria seguirá dejando a 640 millones de personas (incluidos 121 millones de niños) con bajo peso en algunas partes del mundo, mientras que la obesidad aumentará un 70% a nivel mundial".
Además, "los sistemas alimentarios seguirán generando un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, la producción de alimentos será cada vez más vulnerable al cambio climático, y la probabilidad de que se produzcan fenómenos extremos aumentará drásticamente".
En el segundo escenario, la desnutrición podría erradicarse para 2050, con 174 millones menos de muertes prematuras. "Los sistemas alimentarios podrían convertirse en sumideros netos de carbono para 2040, lo que ayudaría a limitar el calentamiento global a menos de 1,5 grados para finales de siglo, protegería 1.400 millones de hectáreas adicionales de tierra, reduciría casi a la mitad el excedente de nitrógeno procedente de la agricultura y revertiría la pérdida de biodiversidad. Además, 400 millones de trabajadores agrícolas en todo el mundo podrían disfrutar de ingresos suficientes", explican estos científicos.
Hermann Lotze-Campen, Comisionado de FSEC, detalla que esta transformación tendría un coste estimado en el equivalente de 0,2/0,4 por ciento del PIB mundial por año, un "monto pequeño" en comparación con los beneficios multimillonarios que podría traer.
"En lugar de hipotecar nuestro futuro y acumular costes crecientes que generen altos costes ocultos para la salud y el medio ambiente que tendremos que pagar en el futuro, los responsables de las políticas deben enfrentar el desafío del sistema alimentario de frente y realizar cambios que generarán enormes resultados a corto plazo. y beneficios a largo plazo a nivel mundial", explica Ottmar Edenhofer, copresidente de FSEC.
Para otros de los autores, Johan Rockström, del Instituto Potsdam, "el sistema alimentario mundial tiene en sus manos el futuro de la humanidad en la Tierra", según declaraciones a The Guardian.
"Este análisis pone una primera cifra sobre las oportunidades económicas regionales y globales en la transformación de los sistemas alimentarios. Si bien no es fácil, la transformación es asequible a escala global y los costos acumulados en el futuro por no hacer nada plantean un riesgo económico considerable", advierte en la misma línea Steven Lord, científico del Instituto de Cambio Ambiental de la Universidad de Oxford.
Todos los investigadores coinciden que el "mayor desafío" de esta transición es su materialización política, pero aclaran que, lamentablemente, "la actual economía del sistema alimentario está rota sin posibilidad de reparación".
Al "florecer" los costes ocultos, alerta Rockström, la producción y la comercialización de alimentos se encarecerá, una situación que "tendría que manejarse con destreza política" para ayudar al mismo tiempo a agricultores y consumidores.
La transición reconoce este científico tiene una complejidad mayúscula, pero la "inacción" para transformar el sistema alimentario nos lleva a un "camino extremadamente peligroso".
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