Miremos al suelo: agricultura regenerativa y desasfaltar


 

La crisis climática no solo procede de quemar civilizadamente combustibles fósiles (en aviones, coches, industrias, etc.). Atiborramos la atmósfera de CO2 y robamos carbono del suelo (materia orgánica). A veces, directamente tapamos el terreno con asfalto, cemento, losetas, césped de plástico o construcciones diversas.

Regenerar el suelo y los ecosistemas es tan importante como cerrar el negocio de las petroleras. Renaturalizar zonas —en tierra y mar— es fundamental para: 
  • frenar la crisis climática,
  • reducir la pérdida de biodiversidad,
  • aumentar la vegetación,
  • esquivar la crisis hídrica, y
  • mejorar el ciclo de los elementos (carbono, fósforo, etc.).
La transición a las renovables, por buena y necesaria que sea, no es suficiente. Nos gustaría que lo fuera, pero no lo es. Necesitamos también reducir nuestra demanda de energía, a la vez que cambiamos nuestra forma de consumir y producir todo, desde la comida hasta la ropa.
 
Reducir la agricultura y hacerla regenerativa

La ciencia aún no sabe apenas nada de lo que se cuece por el suelo. Conocemos muy poco de las redes que tejen las plantas para compartir información, agua y nutrientes (raíces, micorrizas...). Pero podemos asegurar que un suelo sano alberga mucha biodiversidad. Insectos, bacterias, hongos, miriápodos... son necesarios para sustentar la red de la vida. Los necesitamos a ellos más que a las empresas de fertilizantes.

Nuestra salud y nuestra alimentación dependen del buen estado del suelo. Aunque son muy pocos los bichos perjudiciales para los cultivos, los pesticidas matan todo, lo bueno, lo malo y lo neutral. Un suelo saludable sostiene plantas saludables y sus frutos tienen mayores beneficios nutricionales. De todo esto surgen los cuatro principios de la agricultura regenerativa
  1. Tener el suelo cubierto con plantas verdes, el mayor tiempo posible.
  2. Minimizar el laboreo (arar y eliminar la vegetación adventicia).
  3. Evitar los biocidas, salvo excepciones.
  4. Rechazar los monocultivos: cuanta más diversidad se cultive, mejor.
Lo ideal es una tierra que retenga la humedad y los nutrientes y que no se pierda con la lluvia o el viento. Toda agricultura, incluso la regenerativa, empeora la calidad del suelo comparado con terrenos naturales. ¿Cómo podemos reducir la agricultura? Comiendo más vegetales, porque no olvidemos que:  
Como ya sabemos... las plantas son eficientes reduciendo la temperatura, eliminando contaminación, absorbiendo CO2 y, además, son baratas y no consumen electricidad. Entonces...
 
¿Qué podemos hacer para mejorar el suelo y frenar la crisis ambiental? 
  • Renaturalizar territorios (rewilding), lo cual es posiblemente mejor que reforestar.
  • Reducir la agricultura y hacerla regenerativa (ecológica).
  • Restaurar vegetación allí donde se haya perdido en exceso: renaturalizar ríos, campos, solares abandonados...
  • Desasfaltar: eliminar asfalto y cemento donde sea posible.
Una idea es peatonalizar zonas en las ciudades y dejarlas con partes de tierra, plantas ruderales y árboles. Las calles pueden ser como los parques o, incluso, que se parezcan un poco a pasear por el campo. No es mala idea quitar el asfalto también en calles y carreteras poco transitadas. Además de bajar la velocidad, los humos y las partículas, también bajará la temperatura.

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