El decisivo papel del frío en la naturaleza y el campo
Pero ¿qué sucede cuando las especies van por un lado y el calendario va por otro? Pues que se origina el caos: árboles y plantas que germinan en mitad de la helada, insectos que no encuentran el polen de las flores, aves que no encuentran a los insectos con los que alimentar a sus pollos, mamíferos que adelantan o atrasan su periodo de cría alterando el correcto desarrollo de sus cachorros, desajustes en la ganadería y pérdida de cosechas.
Por todo ello, para que los diferentes procesos biológicos que siguen los cultivos y los ecosistemas vayan acompasados con el calendario, es importante que el pulso de las estaciones sea lo más constante y regular posible. Algo que el cambio climático está poniendo en serio peligro, amenazando tanto a las cosechas como a la biodiversidad, al incrementar la intensidad y la recurrencia de los fenómenos meteorológicos extremos.
En el campo, el frío actúa como un verdadero plaguicida natural, como un implacable agente sanitario que elimina plagas y parásitos, robustece las plantas y las prepara para hacer frente a las enfermedades. De igual modo, la ausencia del adecuado periodo de bajas temperaturas que necesitan las plantas para su correcto desarrollo, llamado técnicamente vernalización, puede dar lugar a una escasa brotación, un desarrollo inadecuado de la flor o un menor rendimiento de los frutos, entre otras disfunciones.
En cambio, si el invierno resulta especialmente frío, siempre y cuando las heladas no sean demasiado intensas, pues el exceso de frío, como el de calor, puede dañar severamente la planta, los cultivos se desarrollan a un ritmo más lento y acompasado, las verduras son más apetitosas y los frutos aumentan su concentración en azúcares para afrontar el bajón de los termómetros, resultando más gustosos.
En la naturaleza, el frío provoca el descanso vegetativo de la planta, endureciendo sus estructuras, reduciendo su exposición a las plagas y reforzando sus defensas contra las enfermedades. Buena parte de los animales salvajes migran o hibernan, poniendo en marcha todo tipo de mecanismos de adaptación que les ayudará a superar los rigores climáticos. Y es que el frío no solo congela, sino que también selecciona, dictando sentencia sobre los animales enfermos o más envejecidos, lo que contribuye a fortalecer y sanear las poblaciones.
Aliado del agricultor en el campo, agente sanitario y juez implacable en la naturaleza: así actúa el frío cuando sigue la pauta del calendario y no acontece de forma extrema, pues tanto su exceso como su defecto pueden tener consecuencias catastróficas, como estamos comprobando a medida que nos adentramos en la crisis climática. Tal vez por ello, deberíamos empezar a reformular el concepto de mal tiempo.
Comentarios
Publicar un comentario